martes, 13 de agosto de 2013


PALABRAS DEL ALMA N.69:  CUANDO ME VAYA PARA SIEMPRE.

Hijos míos Matías, Stephanie, Camila y Antonio:

Hijos amados ya estoy viejo y quizás enfermo, dicen que las personas que nunca han visitado un médico en su vida y han sido insoportablemente soberbios creyéndose inmortales…un día van a realizarse exámenes médicos y…bueno se encuentran que les queda poco tiempo.

En la familia ya van quedando pocos de mi generación, todos se fueron muriendo uno a la vez, no digo esto porque le tenga miedo a la muerte, ustedes saben muy bien que no es así, ya hace muchos años que estoy cansado, deseando descansar lejos de aquí…existen tantos jóvenes y personas de mi edad que desean fervorosamente vivir muchos años más, sin embargo yo hace algunos años atrás que creo haber cumplido mi misión en esta Tierra.

En mi vida lo he hecho todo, fui un niño solitario, un ermitaño de nacimiento, fui escritor, padre, planté un árbol, saqué una carrera universitaria, me casé y fui feliz, trabajé muchos años para fundaciones de beneficencia, fui pololo mil veces, fiestas no me faltaron, me enamoré y también sufrí el dolor tremendo del rechazo, me divorcié y compré autos, viajé por todo mi país y algunos de los países vecinos también vieron mi presencia, gané dinero y casi todo lo despilfarré, trabajé como condenado 18 horas diarias logrando cargos profesionales que nunca imaginé tener, también perdoné mil veces sin rencor ni venganzas, les dije a mis hijos una millonada de veces cuanto los amaba para que llegado este momento no pudiesen decir “¿Me amaba mi padre?”.

Bueno, creo que jamás estuve alejado de nuestro Padre Dios aunque nunca dejé de ser uno de sus hijos más revoltoso, pecador y oveja negra. Creo que cuando mi Padre Dios me miraba…sólo se reía y decía “dejadlo ese hombre no es malo sólo un loco que buscó toda la vida la felicidad”, la vida que he caminado no fue tan pobre, fue la vida que se me destinó y aprendí a reinventarme una y mil veces cada vez que caía, a pesar de sufrir muchas carencias de amor aprendí a conformarme con pequeñas partículas de felicidad, acaso la vida de todos no es así?.

Hoy que escribo esto, es una noche como muchas que en mi escritorio de la Universidad pienso en que poder decir a mis hijos cuando me vaya, que les quedará de mí, que recordarán de su padre cuando ya no esté, les dejaré esta carta en la ventana del ciberespacio, que les dirá en silencio que siempre los amé, revisarán los escritos de este Blog que nunca llamaron su atención cuando vivía a su lado, siempre pensaron que yo me iría sin despedirme de ellos, nunca se imaginaron con que amor les escribía por acá, pues cuando les hablaba en la vida real siempre parecía que no me ponían atención, dejándome conversando solo, sus vidas eran tan atractivas que no permitían integrarme en ellas, este viejo molestoso.

Hubiese querido que la vida me hubiera dado más tiempo para ver como crecían los sueños que juntos tuvimos y compartir con Ustedes el verlos florecer, ver a Matías como un Oficial de las Fuerzas Armadas, a mi hija Stephanie convertida en una publicista conocida y con un matrimonio feliz donde corretearan sus pequeños hijos, poder al menos una vez antes de morir ver a mi pequeño Antonio ya adolescente hermoso para abrazarlo fuerte y besarlo como tantas veces soñé por todos esos años que me privaron de él, a Camila ya convertida en una renombrada diseñadora donde sólo la alegría fuese su amiga eterna.

Pero a veces no hay tiempo…hay que dejar las cosas al modo que nuestro Padre Dios quiera ver, sé que será difícil de comprender, pero el destino ya tiene su razón de ser, por ello no deben llorar al leer mi despedida, Dios los cuidará no se sientan mal, Ustedes hijos fueron, son y serán por siempre mi amor total, no los olvidaré jamás, en sus almas y recuerdos estaré mientras lo deseen, no me olviden dicen que uno realmente muere el día que el último ser que te amaba en vida deja de extrañarte.

Perdónenme si no supe entenderlos, no piensen que lo hacía por molestar, tan sólo yo necesitaba sentir que Ustedes me amaban, un beso y nada más me bastaba, cuiden de sus vidas, jamás olviden que yo les enseñé lo bueno y lo malo, los valores que hacen de los hijos de Dios Padre seres de bien, nunca busquen caminos oscuros para lograr metas, ellas se construirán en castillos de naipes, al primer viento todo caerá, busquen la verdad y la justicia en sus vidas, jamás olviden que lo primero son los hijos, que un hombre no es nada si no existiesen los hijos, si sólo queda un pedazo de pan en la cocina simplemente miéntanles que ya comieron y entréguenselos para que ellos coman, si algo que los hará feliz cuesta mucho dinero, sólo piensen cómo pueden sacar de cosas que Ustedes esperaban con ansias, bueno sufran por no tenerlas…ese dinero deberá hacer feliz al corazón de vuestros hijos…no saben cómo se siente de bien en el pecho ver la felicidad en la cara de tus hijos.

Siempre estaré a su lado y también sé que algún día me reuniré con vosotros para abrazarnos para siempre.

Buscaré un lugar para sentirme un poco mejor, para rogar a mi Padre que perdone mis errores y tonteras, que cure mis heridas que reuní durante toda mi vida y que no querían sanar…pero nunca será lo suficientemente lejano cómo para no mirarlos desde acá y cuidar de mis nietos que no conocí, buscaré un lugar donde brillé la luz de la felicidad, esperando tranquilo volverlos a ver…que Dios Santo los cuide y proteja toda la vida Hijos míos amados.

Cada paso que camino…la distancia no logra apartarlos de mi corazón, los respiro, cada amanecer me despierto junto a Ustedes, estoy en el sol que sale desde la Cordillera, en el tibio viento que cruza sus caras en Primavera, los anocheceres en la playa que tantas veces compartimos, en los ojos de mis nietecitos, en el Lago Rapel se acuerdan como corríamos y reíamos de los peces que sacaba la Stephita a pesar que era la menos experta, estoy cada vez que se encuentren diciéndoles a sus hijos los mismo consejos e historias que yo les contaba, estoy en los campamentos arriba en la Cordillera donde jugábamos a contar estrellas y nos bañábamos en el río que estaba más frío que los hielos eternos.

Estoy en esa “playa solitaria” que descubrimos juntos y que íbamos cada vez que podíamos, aunque para llegar debíamos caminar un sendero interminable…se acuerdan?, bueno estoy finalmente junto a Ustedes en este momento cuando leen estas líneas…Adiós mis niños amados, no olviden de entregar el “libro” a mi hijo lejano y perdido, me lo prometieron…amen a Antonio…él soy yo…nunca lo olviden, buscadlo hasta encontrarlo.

 

Hasta siempre Stephanie, Matías, Camila y Antonio.  

 

 

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