PALABRAS DEL ALMA N.69: CUANDO ME VAYA PARA SIEMPRE.
Hijos
míos Matías, Stephanie, Camila y Antonio:
Hijos
amados ya estoy viejo y quizás enfermo, dicen que las personas que nunca han
visitado un médico en su vida y han sido insoportablemente soberbios creyéndose
inmortales…un día van a realizarse exámenes médicos y…bueno se encuentran que
les queda poco tiempo.
En
la familia ya van quedando pocos de mi generación, todos se fueron muriendo uno
a la vez, no digo esto porque le tenga miedo a la muerte, ustedes saben muy
bien que no es así, ya hace muchos años que estoy cansado, deseando descansar
lejos de aquí…existen tantos jóvenes y personas de mi edad que desean fervorosamente
vivir muchos años más, sin embargo yo hace algunos años atrás que creo haber
cumplido mi misión en esta Tierra.
En
mi vida lo he hecho todo, fui un niño solitario, un ermitaño de nacimiento, fui
escritor, padre, planté un árbol, saqué una carrera universitaria, me casé y
fui feliz, trabajé muchos años para fundaciones de beneficencia, fui pololo mil
veces, fiestas no me faltaron, me enamoré y también sufrí el dolor tremendo del
rechazo, me divorcié y compré autos, viajé por todo mi país y algunos de los países
vecinos también vieron mi presencia, gané dinero y casi todo lo despilfarré,
trabajé como condenado 18 horas diarias logrando cargos profesionales que nunca
imaginé tener, también perdoné mil veces sin rencor ni venganzas, les dije a
mis hijos una millonada de veces cuanto los amaba para que llegado este momento
no pudiesen decir “¿Me amaba mi padre?”.
Bueno,
creo que jamás estuve alejado de nuestro Padre Dios aunque nunca dejé de ser
uno de sus hijos más revoltoso, pecador y oveja negra. Creo que cuando mi Padre
Dios me miraba…sólo se reía y decía “dejadlo ese hombre no es malo sólo un loco
que buscó toda la vida la felicidad”, la vida que he caminado no fue tan pobre,
fue la vida que se me destinó y aprendí a reinventarme una y mil veces cada vez
que caía, a pesar de sufrir muchas carencias de amor aprendí a conformarme con
pequeñas partículas de felicidad, acaso la vida de todos no es así?.
Hoy
que escribo esto, es una noche como muchas que en mi escritorio de la
Universidad pienso en que poder decir a mis hijos cuando me vaya, que les
quedará de mí, que recordarán de su padre cuando ya no esté, les dejaré esta
carta en la ventana del ciberespacio, que les dirá en silencio que siempre los
amé, revisarán los escritos de este Blog que nunca llamaron su atención cuando
vivía a su lado, siempre pensaron que yo me iría sin despedirme de ellos, nunca
se imaginaron con que amor les escribía por acá, pues cuando les hablaba en la
vida real siempre parecía que no me ponían atención, dejándome conversando
solo, sus vidas eran tan atractivas que no permitían integrarme en ellas, este
viejo molestoso.
Hubiese
querido que la vida me hubiera dado más tiempo para ver como crecían los sueños
que juntos tuvimos y compartir con Ustedes el verlos florecer, ver a Matías
como un Oficial de las Fuerzas Armadas, a mi hija Stephanie convertida en una
publicista conocida y con un matrimonio feliz donde corretearan sus pequeños
hijos, poder al menos una vez antes de morir ver a mi pequeño Antonio ya
adolescente hermoso para abrazarlo fuerte y besarlo como tantas veces soñé por
todos esos años que me privaron de él, a Camila ya convertida en una renombrada
diseñadora donde sólo la alegría fuese su amiga eterna.
Pero
a veces no hay tiempo…hay que dejar las cosas al modo que nuestro Padre Dios
quiera ver, sé que será difícil de comprender, pero el destino ya tiene su
razón de ser, por ello no deben llorar al leer mi despedida, Dios los cuidará
no se sientan mal, Ustedes hijos fueron, son y serán por siempre mi amor total,
no los olvidaré jamás, en sus almas y recuerdos estaré mientras lo deseen, no
me olviden dicen que uno realmente muere el día que el último ser que te amaba
en vida deja de extrañarte.
Perdónenme
si no supe entenderlos, no piensen que lo hacía por molestar, tan sólo yo
necesitaba sentir que Ustedes me amaban, un beso y nada más me bastaba, cuiden
de sus vidas, jamás olviden que yo les enseñé lo bueno y lo malo, los valores
que hacen de los hijos de Dios Padre seres de bien, nunca busquen caminos
oscuros para lograr metas, ellas se construirán en castillos de naipes, al
primer viento todo caerá, busquen la verdad y la justicia en sus vidas, jamás
olviden que lo primero son los hijos, que un hombre no es nada si no existiesen
los hijos, si sólo queda un pedazo de pan en la cocina simplemente miéntanles que
ya comieron y entréguenselos para que ellos coman, si algo que los hará feliz
cuesta mucho dinero, sólo piensen cómo pueden sacar de cosas que Ustedes
esperaban con ansias, bueno sufran por no tenerlas…ese dinero deberá hacer
feliz al corazón de vuestros hijos…no saben cómo se siente de bien en el pecho
ver la felicidad en la cara de tus hijos.
Siempre
estaré a su lado y también sé que algún día me reuniré con vosotros para
abrazarnos para siempre.
Buscaré
un lugar para sentirme un poco mejor, para rogar a mi Padre que perdone mis
errores y tonteras, que cure mis heridas que reuní durante toda mi vida y que
no querían sanar…pero nunca será lo suficientemente lejano cómo para no
mirarlos desde acá y cuidar de mis nietos que no conocí, buscaré un lugar donde
brillé la luz de la felicidad, esperando tranquilo volverlos a ver…que Dios
Santo los cuide y proteja toda la vida Hijos míos amados.
Cada
paso que camino…la distancia no logra apartarlos de mi corazón, los respiro,
cada amanecer me despierto junto a Ustedes, estoy en el sol que sale desde la
Cordillera, en el tibio viento que cruza sus caras en Primavera, los
anocheceres en la playa que tantas veces compartimos, en los ojos de mis
nietecitos, en el Lago Rapel se acuerdan como corríamos y reíamos de los peces
que sacaba la Stephita a pesar que era la menos experta, estoy cada vez que se
encuentren diciéndoles a sus hijos los mismo consejos e historias que yo les
contaba, estoy en los campamentos arriba en la Cordillera donde jugábamos a
contar estrellas y nos bañábamos en el río que estaba más frío que los hielos eternos.
Estoy
en esa “playa solitaria” que descubrimos juntos y que íbamos cada vez que
podíamos, aunque para llegar debíamos caminar un sendero interminable…se acuerdan?,
bueno estoy finalmente junto a Ustedes en este momento cuando leen estas líneas…Adiós
mis niños amados, no olviden de entregar el “libro” a mi hijo lejano y perdido,
me lo prometieron…amen a Antonio…él soy yo…nunca lo olviden, buscadlo hasta
encontrarlo.
Hasta
siempre Stephanie, Matías, Camila y Antonio.