PALABRAS DEL ALMA N.78: QUE
HAY EN LA MENTE DE UN ASESINO SERIAL? LOS ESPELUZNANTES DETALLES DE LA PERICIA
PSICOLÓGICA DE CARLOS ROBLEDO PUCH,“EL ANGEL DE LA MUERTE”.
Proporcionado
por THX Medios S.A. durante la reconstrucción de uno de los 11 crímenes por los
que fue condenado este sujeto.
"¿Están
seguros que este es el sátiro? ¿No se habrán confundido? Ese pibe no puede ser,
si se parece a Marilyn Monroe", le dijo el médico forense Osvaldo Raffo, Jefe
de la Policía la primera vez que estuve frente a frente con Carlos Eduardo
Robledo Puch.
El joven
tenía 20 años, el pelo rubio ensortijado y enormes ojos azules. Los sesenta
kilos distribuidos en su metro setenta y dos lo hacían aparentar menos edad de
la que tenía. Parecía un ángel. "Era dueño de una belleza que cabalgaba
entre lo femenino y lo masculino", recordó el prestigioso forense ante un
periodista de Cosecha Roja hace ya cinco años.
Hoy su
nombre vuelve a los medios de la mano de Luis Ortega, quien tomó la historia de
este adolescente de clase media, que hablaba inglés y alemán, tocaba el piano
con delicadeza y vivía en una acomodada casa en Vicente López junto a su padre
empleado en General Motors y a su madre dueña de una panadería, para llevarla
al cine en "El Ángel" y revelar la oscuridad de los 11 homicidios, 17
robos, una violación, 2 raptos, un abuso deshonesto y 2 hurtos por los que fue
detenido el 3 de febrero de 1972 y condenado a cadena perpetua.
Robledo Puch
lleva 45 años preso en el Pabellón 10 del penal de máxima seguridad de Sierra
Chica. Desde el año 2000 puede pedir su libertad condicional. La primera vez
que envió una solicitud para dejar la cárcel fue en 2008, la última en 2016. En
febrero del año pasado le remitió una carta a la gobernadora María Eugenia
Vidal, donde cita al filósofo Michel Foucault, se compara con Nelson Mandela y
reivindica al genocida Emilio Massera.
"Gobernadora
Vidal: yo no he matado ni lastimado jamás a nadie (…) estoy convencido que para
V.S. no sería más que tener la decisión política necesaria y, como mujer,
demostrar por sí sola tener valor para estampar la firma que decrete mi
libertad, sin que por ello le vaya a temblar el pulso (…) Así escribo y así
soy: un hombre de 64 años con la mirada límpida de quien siempre ha mirado de
frente", detalló el múltiple asesino.
Todos sus
pedidos fueron rechazados por la justicia: "Se siente libre de todo mal y
toda culpa", argumentaron los jueces. En síntesis: "Es un hombre con personalidad
anormal psicótica con componentes perversos, histéricos, paranoides y esquizoides",
según describió Raffo en el estudio psiquiátrico que le realizó durante dos
meses y medio hace ya 45 años.
"Que conste que siempre maté por la
espalda",
le espetó Robledo Puch al juez Eduardo Sasson, recuerda el periodista Rodolfo
Palacios en el libro "El Angel Negro". Y Puch no mentía: entre el 15
de marzo de 1971 y febrero de 1972 asesinó a once personas por la espalda o
mientras dormían.
"En la Boite
Enamour, después de robar un millón ochocientos mil pesos, entramos en una
pieza y vimos a dos tipos dormidos. Como no se despertaron nos fuimos, pero al
salir me acordé que habíamos quedado en liquidar a cualquiera que estuviera
allí. Entonces volví y los maté a los dos por la espalda. ¿Para qué los iba a
despertar si igual los tenía que matar?
Puch actuó
siempre con un cómplice. Primero fue su amigo Jorge Ibáñez, hasta que murió en
un accidente de tránsito en extrañas circunstancias, en las cuales él estuvo
involucrado. Posteriormente fue Héctor Somoza, a quien asesinó de un disparo y
luego le quemó la cara y las manos con un soplete para que no pudieran
reconocerlo, en un confuso episodio durante el robo en una ferretería donde
habían fusilado al encargado. Esa tarde Puch cometió el error que lo llevaría
tras las rejas: olvidó una cédula de identidad en el bolsillo de su socio. La
policía lo detuvo en su casa horas más tarde.
El forense
Raffo -quien tuvo a su cargo las autopsias de Alicia Muñiz, René Favaloro, el
soldado Carrasco, María Soledad Morales y fue perito de parte en la muerte del
fiscal Nisman- realizó la historia clínica, psiquiátrica y criminológica de
"el Ángel de la muerte", como lo bautizó la prensa en ese entonces.
"No es
un asesino serial. El asesino serial mata porque ese es su deseo máximo, su
eyaculación. Se lleva alguna cosa material de su víctima como un trofeo. Puch
mataba por una cuestión utilitaria", le dijo el médico legista al
periodista Federico Shirmer en una entrevista.
Hoy Robledo
Puch no recibe visitas en la cárcel, vive en una pequeña celda
-pabellón de los homosexuales -con su gata Kuki, lleva una Biblia bajo el
brazo, prepara el mate con 11 cucharaditas de yerba cada día y ya no sueña con
ser el sucesor de Juan Domingo Perón. En una de sus últimas crisis nerviosas
gritó: "¡Quiero ser olvidado!". La película de Ortega impedirá que su
deseo se haga realidad.
Osvaldo
Raffo aseguró que cuando estuvo cara a cara con Puch, durante el extenso
estudio que le realizó, sintió que estaba frente al demonio: "Era como
mirarle los ojos a Satán. Es la maldad pura".
¿Qué tiene en la mente un asesino serial? La
respuesta la dio el especialista en el informe que hizo para el juicio oral de
Robledo Puch, luego de analizar la relación con sus padres ("mi mamá me
cuidaba, pero no me sobreprotegía; mi papá era hombre callado, muy de familia y
sin vicios"), su adolescencia y su vida escolar ("soy un tipo
aislado; no tengo amigos, tengo compinches. Desde chico quería mi independencia
y mi libertad"), sus relaciones sexuales ("mi primera experiencia fue
a los 15 años con una chica que conocí en un hotel, nunca estuve con
prostitutas. A mi novia nunca le toque un pelo. Tenía sexo una siete veces por
mes, no me lo pedía el cuerpo, nunca violé a ninguna"), y su reacción ante
cada delito imputado: "Se torna agresivo y se limita a repetir: 'Ya
entramos en terreno jurídico y eso no corresponde a la pericia médica. Disculpe
doctor yo no vengo a fingir y por eso me exaspero. Me hago cargo de los robos,
de los homicidios no voy a hablar'".
Luego de
bucear en la oscuridad y en el horror de una mente perversa, el perito afirmó:
"Carlos Eduardo Robledo Puch conoce el carácter psiquiátrico de la
entrevista, saluda correctamente y se esfuerza en parecer cortés y educado. La
mímica es exagerada, amanerada y tacha de puerilidad. Sonríe por motivos
fútiles y esta sonrisa da a su rostro cierta impresión de cinismo".
Y manifestó
su sorpresa ante la frialdad del joven quien articulaba bien las palabras,
sabía mantener una conversación, y tenía un discurso coherente y lógico:
"No se cree loco, ni cree haberlo estado nunca".
Robledo Puch
no despertaba ni odio ni afecto. Simplemente, era imposible sentir alguna
empatía con él. Existía como un cristal que lo separaba de la gente, que lo
aislaba. Por momentos explotaba de ira y por momentos meditaba las respuestas.
"Parece un sujeto que vive como un extraño dentro de la sociedad, como si
perteneciera a otro mundo".
De una
inteligencia "buena sin ser extraordinaria", excelente memoria,
rápida asociación de ideas, viva imaginación "sin carácter
patológico" y un bagaje espiritual "proporcionado a su escolaridad y
cultura", Puch "no muestra trastornos patológicos del juicio, y esto
le permite tener una conciencia razonada de sus actos", escribió el
forense.
Entre los
párrafos más salientes que elaboró, luego de dos meses de charlas en un cuarto
oscuro donde la risa de Puch le resonaba en los oídos aun cuando regresaba a su
casa, Raffo puntualizó: "Su humor es más o menos parejo, pero fácilmente
irritable llegando hasta la cólera cuando cree que el interrogatorio no lo
favorece; adapta entonces una actitud de aparente amabilidad, complacencia y
simpatía".
"Puch
posee un amplio dominio sobre sí mismo y dice solamente lo que debe o le
conviene. Tiene un rasgo característico de los psicópatas: tendencia a pasar a
la acción y descargar así su tensión. Sin embargo eso no tiene carácter
patológico: es capaz de adaptarse a las circunstancias e inhibir sus tendencias
delictivas cuando hay riesgo para su persona o sus intereses".
"No es
ni un sujeto normal ni un alienado, pertenece a ese grupo numeroso y
heterogéneo de sujetos intermedios entre la sanidad mental y la psicosis.
Nuestro hombre presenta estigmas de temperamento paranoide, perverso, esquizoide".
"Lo
paranoide se refleja en lo siguiente: es desconfiado, egocentrista, orgulloso e
inadaptado. Cuando llega a la presencia de los peritos, lo hace satisfecho de
ser el centro de atracción, sonríe y trata de impresionar como hombre culto,
bien hablado y superior a sus congéneres".
A Puch no lo
doblega nada, ni el interrogatorio más tenaz. "Tiene tendencia a la
introversión y es narcisista", señaló el informe.
"Lo
verdaderamente dominante de su personalidad son sus estigmas psicológicos,
pertenecientes a los psicópatas desalmados, "locos morales",
asociales, perversos instintivos. Ha cometido múltiples delitos graves, muchos
de ellos en condiciones de excepcional sufrimiento para las víctimas, y no ha mostrado
arrepentimiento alguno (….) es indiferente al sufrimiento ajeno".
"Su
perversidad viene de lejos, no se instaló de golpe ni fue determinada por una
enfermedad o por el medio. Él tiene una infancia con "historia" y
esto es importante en la interpretación psicopatológica. Su anormalidad es de
origen congénito (…) no es un débil mental, no es un confuso, no es un
delirante, no es un perturbado: carece de todo síntoma que constituye un estado
de locura".
"Carlos
Eduardo Robledo Puch tiene una personalidad psicopática, que son las que sufren
por su anormalidad o hacen sufrir a la sociedad. Nuestro hombre pertenece a la
segunda variedad: hace sufrir a los demás y personalmente no padece
absolutamente nada. Él es un perverso".
LOS
MAYORES SICÓPATAS DE LA HISTORIA
Todos
conocemos bien las atrocidades cometidas por Adolf Hitler, y muchos sabrán que, bajo el severo liderazgo de Joseph Stalin, el número de muertos por
hambre y asesinato oscila entre 10 y 60 millones. Los podemos calificar como
auténticos psicópatas, quizás los más grandes de la historia. Penosamente,
no son los únicos que están inscritos en los anales de la historia y han dejado
una mancha desagradable en sus páginas. Aquí hay una lista de ocho psicópatas
menos conocidos en la historia.
Leopoldo II
Rey de
Bélgica de 1865 a 1909, Leopoldo II es mejor conocido por crear el proyecto del
Congo Free State, que llevó a la desaparición de al menos tres millones de
congoleses. Ávido de riqueza se convirtió en uno de los mayores psicópatas de
la historia, financiado por el gobierno belga, el proyecto fue instituido para
extraer el caucho y el marfil de la región del Congo de África central.
Desafortunadamente, este esfuerzo requería trabajo forzado por parte de los
congoleños, con Leopoldo obligando en base de los disparos realizado de su
propio ejército, la Fuerza Pública.
Las
atrocidades cometidas bajo su régimen implicaban la esclavitud de la población
nativa, la tortura, la mutilación y la matanza. Hoy en día, el legado de
Leopoldo sigue vivo, mientras los dirigentes congoleses contemporáneos se
forjan con políticas de robo legalizado, que es impuesto por un ejército que
sigue sirviendo como fuerza coercitiva y armada contra una población desarmada.
Pol Pot
Nacido en
1925 de una familia campesina, Pol Pot se convirtió en el líder del partido de
los Jemeres Rojos y primer ministro de Camboya de 1976 a 1979. Desde mediados
de 1975 ocupó el cargo de facto, pero después de llegar al poder, impuso una
feroz política agraria que llevó a la desaparición del 25 por ciento de la
población camboyana.
Este
personaje formó una sociedad campesina comunista, donde todas las ciudades de
Camboya fueron desalojadas forzosamente y los dos millones de residentes fueron
forzados a vivir y trabajar en el campo. Los ciudadanos se vieron obligados a
trabajar como esclavos, el trabajo comenzaba a partir de las 4 de la mañana y
duraba hasta las 22 horas, todo supervisado por los soldados de los Jemeres
Rojos.
Aparte del
trabajo esclavo, los ciudadanos tuvieron que soportar la desnutrición (a los
trabajadores se les permitía una lata de 180 gramos de arroz cada dos días), la
mala atención médica y las ejecuciones si había alguna infracción. Lo peor de
todo, los Jemeres Rojos cometieron ejecuciones masivas y entierros en “Campos
de la muerte”, realizados con martillos, asas de hacha, palas o palos de bambú
afilados.
Su régimen
llegó a su fin cuando el ejército vietnamita invadió Camboya y expulsó a Pol
Pot y al Partido Khmer Rouge. Se estima que dos millones de personas murieron
bajo su régimen. Pot murió de un ataque al corazón antes de que pudiera ser
juzgado en la Corte por los acontecimientos de 1975 a 1979.
Iván IV de
Rusia
Dentro de
nuestra lista de grandes psicópatas de la historia no podíamos olvidar a Iván
IV de Rusia, más conocido como Iván el Terrible, fue el Gran Príncipe de Moscú
de 1533 a 1547 y el primer zar de Rusia desde 1547 hasta su muerte en 1584. Su
largo reinado estuvo marcado por la expansión de las fronteras rusas y su
progresión de ser un estado medieval a un poderoso imperio.
Iván reinó
pacíficamente al principio, no recibiendo el sobrenombre hasta más tarde. Por
desgracia, esta temprana benevolencia también estuvo marcada por una
acumulación de atrocidades a lo largo de su búsqueda de expansión y la
inclinación de Iván por controlar a la población a través del gobierno militar.
En 1570, por
ejemplo, Iván tenía la impresión de que la élite de la ciudad de Novgorod
planeaba desertar a Polonia, y llevó a un ejército a detenerlos. Su ejército
posteriormente construyó muros alrededor del perímetro de la ciudad para evitar
que los fugitivos y los civiles redondeados, torturando y matando entre 500 y
1000 delante de Iván.
También
ejecutó y exilió a miembros de los clanes principescos por motivos de
conspiración. Tal vez explicando algunas de sus acciones como gobernante
paranoico sanguinario en jefe, Iván también supuestamente sufría de enfermedad
mental. Tal enfermedad también podría explicar su decisión de golpear a su
nuera embarazada, causando un aborto involuntario y accidentalmente, golpear
fatalmente a su hijo después de que el hijo se enteró de ello. Otro que se
siente muy cómodo en nuestra lista de los mayores psicópatas de la historia.
Elizabeth
Bathory
Volada…, lo
que es estar auténticamente volada y desquiciada es nuestra Elizabeth:
inspiración para la condesa Drácula y considerada uno de los asesinos en serie
más prolíficos de todos los tiempos, Elizabeth Bathory era una condesa de los
Cárpatos en Hungría que se especializó en lo grotesco y en lo puramente vil.
Aunque se discute el número de sus víctimas, se cree que fue responsable de
torturar y matar a cientos de niñas de 1585 a 1610.
Sus métodos
de ejecución eran increíblemente inquietantes, pues torturaría a las chicas
mientras las desnudaba, forzándolas a comer su propia carne, apuñalándolas con
agujas en partes sensibles de la cara, genitales y otras partes de su carne.
Bathory las torturaría durante semanas, y muchas morirían de hambre o serían
quemadas o congeladas hasta morir. Esta está en nuestra lista de los mayores
psicópatas de la historia, por méritos propios.
También se
cree ampliamente que se bañaba en su sangre, bajo la ilusión de que le ayudaría
a retener su juventud. Su abolengo y su apellido le impidieron ser juzgada,
pero se vio obligada a pasar el resto de su vida en una habitación sola. En
otro artículo no explayaremos más sobre la vida de esta Condesa de Sangre.
Heinrich
Himmler
Nacido en
1900, Heinrich Himmler fue el segundo nazi más poderoso y posiblemente el
hombre más temido en la Alemania nazi. Como líder del Partido SS de 1929 a
1945, Himmler fue responsable de concebir e implementar la Solución Final, el
plan nazi para asesinar a los judíos de Europa, y orquestar el Holocausto. Sirvió
como jefe de las fuerzas policiales unificadas en Alemania y también ocupó el
mando de los campos de concentración alemanes, organizando y asegurando que los
trenes de la muerte funcionaran a tiempo y que los campos siguieran estrictos
estándares de trabajo.
Sus
decisiones llevaron a la muerte de seis a siete millones de judíos, polacos,
rusos, comunistas y otros grupos mientras los nazis presionaban por un futuro
“puro”. También se dice que la casa de Himmler contenía muebles y libros hechos
con huesos y pieles de sus víctimas judías. Finalmente se suicidó comiendo
veneno en 1945.
Adolf
Eichmann
Era otro nazi
alemán y uno de los principales orquestadores del Holocausto. Se hizo cargo de
la deportación masiva de judíos a los campos de concentración durante la
Segunda Guerra Mundial, trabajando incansablemente para organizar el registro,
la cremación y el transporte de judíos procedentes de Europa del Este. En dos
meses, de mayo a julio de 1944, Eichmann fue responsable de la muerte de más de
400.000 judíos húngaros.
En general,
Eichmann supervisó la muerte de cinco a seis millones de judíos, incluso
señalando que mataría a su propio padre si se le ordenaba hacerlo. Eichmann
eludió la captura durante 15 años, pero finalmente fue juzgado y ahorcado por
sus crímenes en 1962. No mostrando ni odio ni enfermedad mental durante su
juicio, Eichmann proporcionó pruebas de que, según el cazador nazi Simon
Wiesenthal, no es necesario ser sádico o mentalmente enfermo para matar a
millones; un deseo de “hacer su deber” será suficiente.
Tomás de
Torquemada
Tomás de
Torquemada fue el Gran Inquisidor de España que en realidad estableció la
Inquisición española el 1 de noviembre de 1478. El tribunal fue dirigido por la
monarquía española para eliminar a todo aquel que creía que representaba una
amenaza para la Iglesia Católica Romana en España. La Inquisición condujo a la
muerte, la tortura y la violación de miles de personas, usualmente sin
evidencia. Torquemada ordenó que los judíos fueran torturados o asesinados,
inventando varias técnicas de tortura específicas para ellos, los psicópatas
tienen una gran imaginación. La gente fue torturada a través de la quema, la
asfixia y el hambre, y fueron a menudo obligados a renunciar a sus propiedades.
Los esquemas de tortura específicos incluían la garrucha (sacando los brazos y
las piernas de un prisionero de sus coyundas), la toca (el agua era obligada a
bajar por la garganta de la víctima) y el potro (cordones apretados atados
alrededor de la víctima para evitar que la sangre fluyera). Se cree que
Torquemada presidió los asesinatos de 30.000 personas e influyó en el exilio de
200.000 a 300.000 judíos o musulmanes que no abrazaron el cristianismo en
España. Después de todas sus atrocidades, Torquemada murió de la vejez en 1498.
Josef
Mengele
Conocido
como “Ángel de la Muerte“, Josef Mengele trabajó como médico en el campo de
concentración de Auschwitz. Fue el encargado de seleccionar a los judíos que
fueron enviados a los campos de concentración, para ser asesinados y también
por realizar experimentos crueles e inquietantes sobre los encarcelados. El
experimento más popular de Mengele fue con los gemelos, ya que vertería
productos químicos en sus ojos para ver si cambiarían de color, tratar de
cambiar su sexo y literalmente coserlos juntos para ver si podía crear gemelos
unidos.
Experimentó con
más de 3.000 gemelos, de los cuales solo sobrevivieron 200. El Ángel de la
Muerte obligaría a veces a los padres a matar a sus propios hijos, a torturar a
los niños para ver cuánto tiempo sobrevivirán; a vencer a la muerte del
prisionero y a enviar a más de 400.000 personas a sus muertes en las cámaras de
gas. Mengele escapó a América del Sur con su familia y murió mientras nadaba en
1979.
Ted Bundy
Ted Bundy
secuestró y asesinó a brutalmente a 30 mujeres en Estados Unidos durante 1974 y
1978. Además, se cree que es responsable de otras 40 desapariciones sin
resolver. Se hacía pasar por discapacitado, o por una persona con algún tipo de
superioridad social, como político. Una vez las asesinaba, las violaba,
torturaba y desmembraba, llegando a guardar recuerdos de sus víctimas, como las
cabezas.
Fue
arrestado en 1979 y condenado a la silla eléctrica en 1989.
El Payaso
Asesino
John Wayne
Gacy era un depredador sexual. En 1968 fue condenado a 10 años de prisión por
asaltar sexualmente a dos jóvenes, pero su buena conducta produjo que la
sentencia bajase a los 18 meses. Tras salir de la cárcel se casó por segunda
vez. En las fiestas vecinales se disfrazaba y se hacía llamar "Pogo el
payaso", pero seis años después de su salida de prisión fue arrestado por
un supuesto secuestro. A raíz de la investigación e descubrió que John había
asesinado a 33 personas que había enterrado en las proximidades de su casa, así
como en un río anexo, pues se quedó sin espacio.
Torturó y
violó a autoestopistas, mendigos, gigolós y jóvenes del lugar…fue ejecutado en
1994.
Charles
Manson
La familia
Manson forma es tristemente famosa desde que entró en casa de Roman Polanski en
1969, en la que se encontraban amigos del director y su mujer, Sharon Tate,
embarazada de 8 meses. Los asesinó a todos.
Manson
consideraba última película de Polanski en aquella época "la semilla del
diablo". Fue arrestado en 1971 y estuvo en prisión desde entonces, siendo
denegada la libertad provisional y sin ser ejecutado pues las leyes de
california no permiten la pena de muerte. Murió por enfermedad recluido el 19
de noviembre 2017.
Vlad Dracul,
El Empalador
Vlad nació a
finales del año 1431 en la ciudad de Sighisoara, Transilvania, hijo legítimo
del voivoda Vlad II de Valaquia. Se dice que para librarse de
vagabundos y mendigos, Vlad los invitó a un banquete, cerró las puertas y los
quemó vivos.
Un delegado
papal describió a Vlad como una persona con un cuerpo fornido y musculoso,
rostro rojizo y delgado, nariz aguileña, pómulos salientes, largas pestañas,
ojos grises, cejas tupidas, bigote y una cerviz de toro que le ceñía la cabeza,
de la que colgaba una ensortijada melena negra.
La fortuna
del sobrenombre de Drácula se debe en realidad a una confusión. Su padre, el príncipe
o voivoda Vlad II de Valaquia, había ingresado en 1428 en la Orden del Dragón
(Drac, en húngaro), de la mano del emperador Segismundo de Luxemburgo. Por ello
fue conocido en adelante como Vlad Dracul, mientras que a su hijo se le llamó
Vlad Draculea, esto es, hijo de Dracul. Sin embargo, en la mitología rumana la
figura del dragón no existía y el término dracul designaba al diablo, con lo
que Vlad III pasó a ser en rumano “el hijo del diablo”.
Se calcula
que en sus tres períodos de gobierno, que suman apenas siete años, ejecutó a
unas 100.000 personas, en la mayoría de las ocasiones mediante la técnica del
empalamiento. Por esta razón se le conoce desde el siglo XVI como Vlad Tepes,
esto es, Vlad el Empalador.