martes, 24 de abril de 2018


PALABRAS DEL ALMA N.78: QUE HAY EN LA MENTE DE UN ASESINO SERIAL? LOS ESPELUZNANTES DETALLES DE LA PERICIA PSICOLÓGICA DE CARLOS ROBLEDO PUCH,“EL ANGEL DE LA MUERTE”.

Proporcionado por THX Medios S.A. durante la reconstrucción de uno de los 11 crímenes por los que fue condenado este sujeto.

"¿Están seguros que este es el sátiro? ¿No se habrán confundido? Ese pibe no puede ser, si se parece a Marilyn Monroe", le dijo el médico forense Osvaldo Raffo, Jefe de la Policía la primera vez que estuve frente a frente con Carlos Eduardo Robledo Puch.

El joven tenía 20 años, el pelo rubio ensortijado y enormes ojos azules. Los sesenta kilos distribuidos en su metro setenta y dos lo hacían aparentar menos edad de la que tenía. Parecía un ángel. "Era dueño de una belleza que cabalgaba entre lo femenino y lo masculino", recordó el prestigioso forense ante un periodista de Cosecha Roja hace ya cinco años.

Hoy su nombre vuelve a los medios de la mano de Luis Ortega, quien tomó la historia de este adolescente de clase media, que hablaba inglés y alemán, tocaba el piano con delicadeza y vivía en una acomodada casa en Vicente López junto a su padre empleado en General Motors y a su madre dueña de una panadería, para llevarla al cine en "El Ángel" y revelar la oscuridad de los 11 homicidios, 17 robos, una violación, 2 raptos, un abuso deshonesto y 2 hurtos por los que fue detenido el 3 de febrero de 1972 y condenado a cadena perpetua.

Robledo Puch lleva 45 años preso en el Pabellón 10 del penal de máxima seguridad de Sierra Chica. Desde el año 2000 puede pedir su libertad condicional. La primera vez que envió una solicitud para dejar la cárcel fue en 2008, la última en 2016. En febrero del año pasado le remitió una carta a la gobernadora María Eugenia Vidal, donde cita al filósofo Michel Foucault, se compara con Nelson Mandela y reivindica al genocida Emilio Massera.

"Gobernadora Vidal: yo no he matado ni lastimado jamás a nadie (…) estoy convencido que para V.S. no sería más que tener la decisión política necesaria y, como mujer, demostrar por sí sola tener valor para estampar la firma que decrete mi libertad, sin que por ello le vaya a temblar el pulso (…) Así escribo y así soy: un hombre de 64 años con la mirada límpida de quien siempre ha mirado de frente", detalló el múltiple asesino.

Todos sus pedidos fueron rechazados por la justicia: "Se siente libre de todo mal y toda culpa", argumentaron los jueces. En síntesis: "Es un hombre con personalidad anormal psicótica con componentes perversos, histéricos, paranoides y esquizoides", según describió Raffo en el estudio psiquiátrico que le realizó durante dos meses y medio hace ya 45 años.

"Que conste que siempre maté por la espalda", le espetó Robledo Puch al juez Eduardo Sasson, recuerda el periodista Rodolfo Palacios en el libro "El Angel Negro". Y Puch no mentía: entre el 15 de marzo de 1971 y febrero de 1972 asesinó a once personas por la espalda o mientras dormían.

"En la Boite Enamour, después de robar un millón ochocientos mil pesos, entramos en una pieza y vimos a dos tipos dormidos. Como no se despertaron nos fuimos, pero al salir me acordé que habíamos quedado en liquidar a cualquiera que estuviera allí. Entonces volví y los maté a los dos por la espalda. ¿Para qué los iba a despertar si igual los tenía que matar?

Puch actuó siempre con un cómplice. Primero fue su amigo Jorge Ibáñez, hasta que murió en un accidente de tránsito en extrañas circunstancias, en las cuales él estuvo involucrado. Posteriormente fue Héctor Somoza, a quien asesinó de un disparo y luego le quemó la cara y las manos con un soplete para que no pudieran reconocerlo, en un confuso episodio durante el robo en una ferretería donde habían fusilado al encargado. Esa tarde Puch cometió el error que lo llevaría tras las rejas: olvidó una cédula de identidad en el bolsillo de su socio. La policía lo detuvo en su casa horas más tarde.

El forense Raffo -quien tuvo a su cargo las autopsias de Alicia Muñiz, René Favaloro, el soldado Carrasco, María Soledad Morales y fue perito de parte en la muerte del fiscal Nisman- realizó la historia clínica, psiquiátrica y criminológica de "el Ángel de la muerte", como lo bautizó la prensa en ese entonces.

"No es un asesino serial. El asesino serial mata porque ese es su deseo máximo, su eyaculación. Se lleva alguna cosa material de su víctima como un trofeo. Puch mataba por una cuestión utilitaria", le dijo el médico legista al periodista Federico Shirmer en una entrevista.

Hoy Robledo Puch no recibe visitas en la cárcel, vive en una pequeña celda -pabellón de los homosexuales -con su gata Kuki, lleva una Biblia bajo el brazo, prepara el mate con 11 cucharaditas de yerba cada día y ya no sueña con ser el sucesor de Juan Domingo Perón. En una de sus últimas crisis nerviosas gritó: "¡Quiero ser olvidado!". La película de Ortega impedirá que su deseo se haga realidad.

Osvaldo Raffo aseguró que cuando estuvo cara a cara con Puch, durante el extenso estudio que le realizó, sintió que estaba frente al demonio: "Era como mirarle los ojos a Satán. Es la maldad pura".

¿Qué tiene en la mente un asesino serial? La respuesta la dio el especialista en el informe que hizo para el juicio oral de Robledo Puch, luego de analizar la relación con sus padres ("mi mamá me cuidaba, pero no me sobreprotegía; mi papá era hombre callado, muy de familia y sin vicios"), su adolescencia y su vida escolar ("soy un tipo aislado; no tengo amigos, tengo compinches. Desde chico quería mi independencia y mi libertad"), sus relaciones sexuales ("mi primera experiencia fue a los 15 años con una chica que conocí en un hotel, nunca estuve con prostitutas. A mi novia nunca le toque un pelo. Tenía sexo una siete veces por mes, no me lo pedía el cuerpo, nunca violé a ninguna"), y su reacción ante cada delito imputado: "Se torna agresivo y se limita a repetir: 'Ya entramos en terreno jurídico y eso no corresponde a la pericia médica. Disculpe doctor yo no vengo a fingir y por eso me exaspero. Me hago cargo de los robos, de los homicidios no voy a hablar'".

Luego de bucear en la oscuridad y en el horror de una mente perversa, el perito afirmó: "Carlos Eduardo Robledo Puch conoce el carácter psiquiátrico de la entrevista, saluda correctamente y se esfuerza en parecer cortés y educado. La mímica es exagerada, amanerada y tacha de puerilidad. Sonríe por motivos fútiles y esta sonrisa da a su rostro cierta impresión de cinismo".


Y manifestó su sorpresa ante la frialdad del joven quien articulaba bien las palabras, sabía mantener una conversación, y tenía un discurso coherente y lógico: "No se cree loco, ni cree haberlo estado nunca".

Robledo Puch no despertaba ni odio ni afecto. Simplemente, era imposible sentir alguna empatía con él. Existía como un cristal que lo separaba de la gente, que lo aislaba. Por momentos explotaba de ira y por momentos meditaba las respuestas. "Parece un sujeto que vive como un extraño dentro de la sociedad, como si perteneciera a otro mundo".

De una inteligencia "buena sin ser extraordinaria", excelente memoria, rápida asociación de ideas, viva imaginación "sin carácter patológico" y un bagaje espiritual "proporcionado a su escolaridad y cultura", Puch "no muestra trastornos patológicos del juicio, y esto le permite tener una conciencia razonada de sus actos", escribió el forense.

Entre los párrafos más salientes que elaboró, luego de dos meses de charlas en un cuarto oscuro donde la risa de Puch le resonaba en los oídos aun cuando regresaba a su casa, Raffo puntualizó: "Su humor es más o menos parejo, pero fácilmente irritable llegando hasta la cólera cuando cree que el interrogatorio no lo favorece; adapta entonces una actitud de aparente amabilidad, complacencia y simpatía".

"Puch posee un amplio dominio sobre sí mismo y dice solamente lo que debe o le conviene. Tiene un rasgo característico de los psicópatas: tendencia a pasar a la acción y descargar así su tensión. Sin embargo eso no tiene carácter patológico: es capaz de adaptarse a las circunstancias e inhibir sus tendencias delictivas cuando hay riesgo para su persona o sus intereses".

"No es ni un sujeto normal ni un alienado, pertenece a ese grupo numeroso y heterogéneo de sujetos intermedios entre la sanidad mental y la psicosis. Nuestro hombre presenta estigmas de temperamento paranoide, perverso, esquizoide".

"Lo paranoide se refleja en lo siguiente: es desconfiado, egocentrista, orgulloso e inadaptado. Cuando llega a la presencia de los peritos, lo hace satisfecho de ser el centro de atracción, sonríe y trata de impresionar como hombre culto, bien hablado y superior a sus congéneres".

A Puch no lo doblega nada, ni el interrogatorio más tenaz. "Tiene tendencia a la introversión y es narcisista", señaló el informe.

"Lo verdaderamente dominante de su personalidad son sus estigmas psicológicos, pertenecientes a los psicópatas desalmados, "locos morales", asociales, perversos instintivos. Ha cometido múltiples delitos graves, muchos de ellos en condiciones de excepcional sufrimiento para las víctimas, y no ha mostrado arrepentimiento alguno (….) es indiferente al sufrimiento ajeno".

"Su perversidad viene de lejos, no se instaló de golpe ni fue determinada por una enfermedad o por el medio. Él tiene una infancia con "historia" y esto es importante en la interpretación psicopatológica. Su anormalidad es de origen congénito (…) no es un débil mental, no es un confuso, no es un delirante, no es un perturbado: carece de todo síntoma que constituye un estado de locura".

"Carlos Eduardo Robledo Puch tiene una personalidad psicopática, que son las que sufren por su anormalidad o hacen sufrir a la sociedad. Nuestro hombre pertenece a la segunda variedad: hace sufrir a los demás y personalmente no padece absolutamente nada. Él es un perverso".

LOS MAYORES SICÓPATAS DE LA HISTORIA

Todos conocemos bien las atrocidades cometidas por Adolf Hitler, y muchos sabrán que, bajo el severo liderazgo de Joseph Stalin, el número de muertos por hambre y asesinato oscila entre 10 y 60 millones. Los podemos calificar como auténticos psicópatas, quizás los más grandes de la historia. Penosamente, no son los únicos que están inscritos en los anales de la historia y han dejado una mancha desagradable en sus páginas. Aquí hay una lista de ocho psicópatas menos conocidos en la historia.

Leopoldo II
Rey de Bélgica de 1865 a 1909, Leopoldo II es mejor conocido por crear el proyecto del Congo Free State, que llevó a la desaparición de al menos tres millones de congoleses. Ávido de riqueza se convirtió en uno de los mayores psicópatas de la historia, financiado por el gobierno belga, el proyecto fue instituido para extraer el caucho y el marfil de la región del Congo de África central. Desafortunadamente, este esfuerzo requería trabajo forzado por parte de los congoleños, con Leopoldo obligando en base de los disparos realizado de su propio ejército, la Fuerza Pública.


Las atrocidades cometidas bajo su régimen implicaban la esclavitud de la población nativa, la tortura, la mutilación y la matanza. Hoy en día, el legado de Leopoldo sigue vivo, mientras los dirigentes congoleses contemporáneos se forjan con políticas de robo legalizado, que es impuesto por un ejército que sigue sirviendo como fuerza coercitiva y armada contra una población desarmada.

Pol Pot
Nacido en 1925 de una familia campesina, Pol Pot se convirtió en el líder del partido de los Jemeres Rojos y primer ministro de Camboya de 1976 a 1979. Desde mediados de 1975 ocupó el cargo de facto, pero después de llegar al poder, impuso una feroz política agraria que llevó a la desaparición del 25 por ciento de la población camboyana.

Este personaje formó una sociedad campesina comunista, donde todas las ciudades de Camboya fueron desalojadas forzosamente y los dos millones de residentes fueron forzados a vivir y trabajar en el campo. Los ciudadanos se vieron obligados a trabajar como esclavos, el trabajo comenzaba a partir de las 4 de la mañana y duraba hasta las 22 horas, todo supervisado por los soldados de los Jemeres Rojos.

Aparte del trabajo esclavo, los ciudadanos tuvieron que soportar la desnutrición (a los trabajadores se les permitía una lata de 180 gramos de arroz cada dos días), la mala atención médica y las ejecuciones si había alguna infracción. Lo peor de todo, los Jemeres Rojos cometieron ejecuciones masivas y entierros en “Campos de la muerte”, realizados con martillos, asas de hacha, palas o palos de bambú afilados.

Su régimen llegó a su fin cuando el ejército vietnamita invadió Camboya y expulsó a Pol Pot y al Partido Khmer Rouge. Se estima que dos millones de personas murieron bajo su régimen. Pot murió de un ataque al corazón antes de que pudiera ser juzgado en la Corte por los acontecimientos de 1975 a 1979.

Iván IV de Rusia
Dentro de nuestra lista de grandes psicópatas de la historia no podíamos olvidar a Iván IV de Rusia, más conocido como Iván el Terrible, fue el Gran Príncipe de Moscú de 1533 a 1547 y el primer zar de Rusia desde 1547 hasta su muerte en 1584. Su largo reinado estuvo marcado por la expansión de las fronteras rusas y su progresión de ser un estado medieval a un poderoso imperio.

Iván reinó pacíficamente al principio, no recibiendo el sobrenombre hasta más tarde. Por desgracia, esta temprana benevolencia también estuvo marcada por una acumulación de atrocidades a lo largo de su búsqueda de expansión y la inclinación de Iván por controlar a la población a través del gobierno militar.

En 1570, por ejemplo, Iván tenía la impresión de que la élite de la ciudad de Novgorod planeaba desertar a Polonia, y llevó a un ejército a detenerlos. Su ejército posteriormente construyó muros alrededor del perímetro de la ciudad para evitar que los fugitivos y los civiles redondeados, torturando y matando entre 500 y 1000 delante de Iván.

También ejecutó y exilió a miembros de los clanes principescos por motivos de conspiración. Tal vez explicando algunas de sus acciones como gobernante paranoico sanguinario en jefe, Iván también supuestamente sufría de enfermedad mental. Tal enfermedad también podría explicar su decisión de golpear a su nuera embarazada, causando un aborto involuntario y accidentalmente, golpear fatalmente a su hijo después de que el hijo se enteró de ello. Otro que se siente muy cómodo en nuestra lista de los mayores psicópatas de la historia.

Elizabeth Bathory
Volada…, lo que es estar auténticamente volada y desquiciada es nuestra Elizabeth: inspiración para la condesa Drácula y considerada uno de los asesinos en serie más prolíficos de todos los tiempos, Elizabeth Bathory era una condesa de los Cárpatos en Hungría que se especializó en lo grotesco y en lo puramente vil. Aunque se discute el número de sus víctimas, se cree que fue responsable de torturar y matar a cientos de niñas de 1585 a 1610.

Sus métodos de ejecución eran increíblemente inquietantes, pues torturaría a las chicas mientras las desnudaba, forzándolas a comer su propia carne, apuñalándolas con agujas en partes sensibles de la cara, genitales y otras partes de su carne. Bathory las torturaría durante semanas, y muchas morirían de hambre o serían quemadas o congeladas hasta morir. Esta está en nuestra lista de los mayores psicópatas de la historia, por méritos propios.

También se cree ampliamente que se bañaba en su sangre, bajo la ilusión de que le ayudaría a retener su juventud. Su abolengo y su apellido le impidieron ser juzgada, pero se vio obligada a pasar el resto de su vida en una habitación sola. En otro artículo no explayaremos más sobre la vida de esta Condesa de Sangre.

Heinrich Himmler
Nacido en 1900, Heinrich Himmler fue el segundo nazi más poderoso y posiblemente el hombre más temido en la Alemania nazi. Como líder del Partido SS de 1929 a 1945, Himmler fue responsable de concebir e implementar la Solución Final, el plan nazi para asesinar a los judíos de Europa, y orquestar el Holocausto. Sirvió como jefe de las fuerzas policiales unificadas en Alemania y también ocupó el mando de los campos de concentración alemanes, organizando y asegurando que los trenes de la muerte funcionaran a tiempo y que los campos siguieran estrictos estándares de trabajo.



Sus decisiones llevaron a la muerte de seis a siete millones de judíos, polacos, rusos, comunistas y otros grupos mientras los nazis presionaban por un futuro “puro”. También se dice que la casa de Himmler contenía muebles y libros hechos con huesos y pieles de sus víctimas judías. Finalmente se suicidó comiendo veneno en 1945.


Adolf Eichmann
Era otro nazi alemán y uno de los principales orquestadores del Holocausto. Se hizo cargo de la deportación masiva de judíos a los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, trabajando incansablemente para organizar el registro, la cremación y el transporte de judíos procedentes de Europa del Este. En dos meses, de mayo a julio de 1944, Eichmann fue responsable de la muerte de más de 400.000 judíos húngaros.

En general, Eichmann supervisó la muerte de cinco a seis millones de judíos, incluso señalando que mataría a su propio padre si se le ordenaba hacerlo. Eichmann eludió la captura durante 15 años, pero finalmente fue juzgado y ahorcado por sus crímenes en 1962. No mostrando ni odio ni enfermedad mental durante su juicio, Eichmann proporcionó pruebas de que, según el cazador nazi Simon Wiesenthal, no es necesario ser sádico o mentalmente enfermo para matar a millones; un deseo de “hacer su deber” será suficiente.

Tomás de Torquemada
Tomás de Torquemada fue el Gran Inquisidor de España que en realidad estableció la Inquisición española el 1 de noviembre de 1478. El tribunal fue dirigido por la monarquía española para eliminar a todo aquel que creía que representaba una amenaza para la Iglesia Católica Romana en España. La Inquisición condujo a la muerte, la tortura y la violación de miles de personas, usualmente sin evidencia. Torquemada ordenó que los judíos fueran torturados o asesinados, inventando varias técnicas de tortura específicas para ellos, los psicópatas tienen una gran imaginación. La gente fue torturada a través de la quema, la asfixia y el hambre, y fueron a menudo obligados a renunciar a sus propiedades. Los esquemas de tortura específicos incluían la garrucha (sacando los brazos y las piernas de un prisionero de sus coyundas), la toca (el agua era obligada a bajar por la garganta de la víctima) y el potro (cordones apretados atados alrededor de la víctima para evitar que la sangre fluyera). Se cree que Torquemada presidió los asesinatos de 30.000 personas e influyó en el exilio de 200.000 a 300.000 judíos o musulmanes que no abrazaron el cristianismo en España. Después de todas sus atrocidades, Torquemada murió de la vejez en 1498.


Josef Mengele
Conocido como “Ángel de la Muerte“, Josef Mengele trabajó como médico en el campo de concentración de Auschwitz. Fue el encargado de seleccionar a los judíos que fueron enviados a los campos de concentración, para ser asesinados y también por realizar experimentos crueles e inquietantes sobre los encarcelados. El experimento más popular de Mengele fue con los gemelos, ya que vertería productos químicos en sus ojos para ver si cambiarían de color, tratar de cambiar su sexo y literalmente coserlos juntos para ver si podía crear gemelos unidos.


Experimentó con más de 3.000 gemelos, de los cuales solo sobrevivieron 200. El Ángel de la Muerte obligaría a veces a los padres a matar a sus propios hijos, a torturar a los niños para ver cuánto tiempo sobrevivirán; a vencer a la muerte del prisionero y a enviar a más de 400.000 personas a sus muertes en las cámaras de gas. Mengele escapó a América del Sur con su familia y murió mientras nadaba en 1979.


Ted Bundy

Ted Bundy secuestró y asesinó a brutalmente a 30 mujeres en Estados Unidos durante 1974 y 1978. Además, se cree que es responsable de otras 40 desapariciones sin resolver. Se hacía pasar por discapacitado, o por una persona con algún tipo de superioridad social, como político. Una vez las asesinaba, las violaba, torturaba y desmembraba, llegando a guardar recuerdos de sus víctimas, como las cabezas.

Fue arrestado en 1979 y condenado a la silla eléctrica en 1989.

El Payaso Asesino

John Wayne Gacy era un depredador sexual. En 1968 fue condenado a 10 años de prisión por asaltar sexualmente a dos jóvenes, pero su buena conducta produjo que la sentencia bajase a los 18 meses. Tras salir de la cárcel se casó por segunda vez. En las fiestas vecinales se disfrazaba y se hacía llamar "Pogo el payaso", pero seis años después de su salida de prisión fue arrestado por un supuesto secuestro. A raíz de la investigación e descubrió que John había asesinado a 33 personas que había enterrado en las proximidades de su casa, así como en un río anexo, pues se quedó sin espacio.

Torturó y violó a autoestopistas, mendigos, gigolós y jóvenes del lugar…fue ejecutado en 1994.

Charles Manson

La familia Manson forma es tristemente famosa desde que entró en casa de Roman Polanski en 1969, en la que se encontraban amigos del director y su mujer, Sharon Tate, embarazada de 8 meses. Los asesinó a todos.

Manson consideraba última película de Polanski en aquella época "la semilla del diablo". Fue arrestado en 1971 y estuvo en prisión desde entonces, siendo denegada la libertad provisional y sin ser ejecutado pues las leyes de california no permiten la pena de muerte. Murió por enfermedad recluido el 19 de noviembre 2017.

Vlad Dracul, El Empalador

Vlad nació a finales del año 1431 en la ciudad de Sighisoara, Transilvania, hijo legítimo del voivoda Vlad II de Valaquia. Se dice que para librarse de vagabundos y mendigos, Vlad los invitó a un banquete, cerró las puertas y los quemó vivos.

Un delegado papal describió a Vlad como una persona con un cuerpo fornido y musculoso, rostro rojizo y delgado, nariz aguileña, pómulos salientes, largas pestañas, ojos grises, cejas tupidas, bigote y una cerviz de toro que le ceñía la cabeza, de la que colgaba una ensortijada melena negra.

La fortuna del sobrenombre de Drácula se debe en realidad a una confusión. Su padre, el príncipe o voivoda Vlad II de Valaquia, había ingresado en 1428 en la Orden del Dragón (Drac, en húngaro), de la mano del emperador Segismundo de Luxemburgo. Por ello fue conocido en adelante como Vlad Dracul, mientras que a su hijo se le llamó Vlad Draculea, esto es, hijo de Dracul. Sin embargo, en la mitología rumana la figura del dragón no existía y el término dracul designaba al diablo, con lo que Vlad III pasó a ser en rumano “el hijo del diablo”.

Se calcula que en sus tres períodos de gobierno, que suman apenas siete años, ejecutó a unas 100.000 personas, en la mayoría de las ocasiones mediante la técnica del empalamiento. Por esta razón se le conoce desde el siglo XVI como Vlad Tepes, esto es, Vlad el Empalador.

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