lunes, 19 de julio de 2010

PALABRAS DEL ALMA N.41: “RAIMUNDO TUPPER”

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Primero que nada sabéis que siempre mis escritos son universales, sacando de mis textos subjetividades de nacionalidad, aspectos personales, experiencias locales o vivencias demasiado cercanas. Pero hoy me voy a dar un regalo porque lo necesito y también el ser al que homenajearé lo merece con creces.

Sé que si tu lees esto en un país lejano, de una realidad distinta en idiosincrasia, quizás es muy probable que no entiendas las siguientes líneas, pero si pones atención y lees “despacito” sin molestar a Dios…verás que existen muchos amigos, padres, hermanos, abuelos que a pesar de haberse alejado para siempre…también para siempre reinarán en sus corazones, pues el tiempo que compartieron con vosotros fue suficiente para sembrar una semilla de amor y ternura que no desaparece por fuerte que sean los vientos en sus vidas, ellos vienen a Ustedes y pueden escuchar sus voces y sentir sus caricias cuando el dolor les dobla el alma…

Una de esas personas es de quien les hablaré esta noche y mañana se cumplen 15 años que nos dejó con un vacío que jamás desaparecerá.

“Era correcto, querido por todos, admirado y las niñas siempre alababan su atractivo como hombre (Rodrigo Gómez su amigo). Parecía tenerlo todo y sin embargo a los 26 años escogió morir”

Una depresión endógena lo llevó a terminar trágicamente con su vida durante una gira de su equipo Universidad Católica de Chile por Costa Rica, junto a sus compañeros y su entrenador de aquél entonces Manuel Pellegrini.


Ocurrió hace quince años un día 20 de Julio de 1995, impactando a Chile que nunca entendió su proceder y tampoco pudo dejar de olvidarlo.

Raimundo Tupper Lyon, uno de los jugadores más populares, honestos y caballeros del medio futbolístico dejó una huella en la juventud de aquélla década de los 90.

Le decían “Mumo” y era el menor de cinco hermanos, pololeaba y se había hecho famoso desde el Mundial Juvenil de 1987 llegando dos años después al éxito como lateral derecho en la UC.

“Hay un antes y un después de la muerte de Raimundo. Cuando se murió, era la primera vez que lo vimos así ya que su vida siempre fue tranquila y de familia, un muchacho de clase social alta, pero humilde y educado, lo que le permitía que el que lo conocía, terminaba queriéndolo”

Uno cree que con el tiempo las cosas se harán más fáciles, creyendo que aprenderá a vivir sin un amigo, pero a pesar que la vida continua nada logra oscurecer el recuerdo de alguien que te dio tanto en tan poco tiempo.

Raimundo fue una persona absolutamente consecuente con sus ideales un ser íntegro de los pies a la cabeza. Respetuoso, profesional, muy humano y estaba constantemente preocupado de ayudar a quienes más necesitaban de apoyo. Cómo sería el cariño que sentía la gente por él que, para su funeral se llenaron las calles de personas con pañuelos blancos y el Estadio San Carlos de Apoquindo repleto lloró su partida.

La noche del Miércoles 19 de Julio cenó junto al resto del equipo. Luego se dirigió con el jugador Sergio Fabián Vásquez a la habitación 621 del Hotel en San José de Costa Rica.
Iniciaron una larga charla que se prolongó hasta pasadas las 5 de la madrugada, se veía un tanto lejano y dijo: “mañana se van a enterar de una noticia”.

Tras el fin de la conversación, Mumo durmió muy poco rato paseándose por la habitación como tratando de encontrar en su mente una razón a sus dudas.

Poco antes de las 9 de la mañana bajó a tomar desayuno con sus compañeros, pero casi de inmediato se paró dejando el comedor, subiendo un piso hasta la azotea del Hotel Centro Colón, se acercó a la baranda y antes de subirse a ella dejó en el suelo su pasaporte y su chequera. Se paró sobre la baranda y se lanzó al vacío.


Eran las 9:30 de la mañana del Jueves 20 de Julio de 1995.

Además ni siquiera en su muerte pudo dejar de ser el Mumo que conocíamos ya que en aquellos años en Chile aún no se tocaba el tema de la donación de órganos como en la actualidad, bueno en su habitación 621 la policía costarricense encontró una nota manuscrita donde autorizaba la donación de órganos en caso de muerte.

A pesar de su muerte física el recuerdo del Mumo sigue presente en nuestras almas de quienes lo conocimos, pero también en su equipo Universidad Católica y una cruz blanca como era él en las montañas de San Carlos de Apoquindo permite que la memoria de este muchacho nunca deje de mirarnos desde lo alto.

Hablan de suicidio, que estaba mal con su polola, que se había alejado de su familia, de tantas cosas se habló, son los que no saben de la enfermedad de depresión endógena, esa fiera que araña el alma cada día y espera sigilosa tus penas para llevarte cada vez más abajo en el abismo, que tratamos de gritar que necesitamos ayuda y nadie nos escucha, que nuestro padre Dios nos recibe a quienes nos pone las pruebas más duras sólo para llevarnos antes a su Reino.

Sé que cuando saltaste al vacío cansado de la vida que dolía, el propio Padre te tomó en sus brazos y te acarició la cabeza como a un niño. Mientras los demás sepultaban tus restos, tú sonreías como cuando jugabas cual niño en la cancha. Serás por toda la eternidad nuestro amigo en el cielo y estarás vivo hasta que muera el último de nosotros…sólo ahí hermano nos abrazaremos para siempre.

Espéranos ya vamos a partir también.


Soy uno de esos seres que se sientes caminando en su Mundo como seres “prestados” de otro lado, soy depresivo endógeno y dos veces he tratado de alejarme de aquí, bueno estoy seguro que cuando lo haga en esa tercera última vez también nadie entenderá por qué lo hice.

Buenas noches hijos míos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por acordarte del Mumo somos muchos los que nunca nos olvidaremos de èl,

Maria Fernanda Larraìn, NY USA

Jota Cé dijo...

¡¡Jamás me olvidaré del Mumo, siendo colocolina siempre le admiré su honestidad en el terreno de juego y su gran sencillez, me dolió aquella partida inesperada, como me he vuelto a llorar hoy al leerte; un tipo único e irrepetible; GRANDE MUMO, un abrazo allá donde estés, saludos!!

Judith Urra Pavez, Islas Canarias.