miércoles, 20 de julio de 2011

PALABRAS DEL ALMA N.57: “EL ABANDONO EMOCIONAL, NUEVO MALTRATO DE LOS NIÑOS”

.
En los últimos años ha disminuido la violencia física grave hacia los niños. Pero no por eso se ha instalado el buen trato. Hoy son cada vez más los menores las victimas de palabras insultantes, manipulación psicológica y descuido de sus necesidades afectivas por parte de sus padres o de quienes tienen su cuidado.

Camila se levantaba todas las mañanas a las seis y media. Aún en pijama, despertaba primero a Matías de 8 años y lo vestía. Luego despertaba a su hermanita Stephanie melliza del muchacho, la levantaba y los llevaba a la cocina para que tomaran desayuno. A las siete, les cepillaba los dientes y los peinaba. Preparaba sus mochilas a veces sin dejarse tiempo para poner los cuadernos en la suya. Finalmente les ponía sus chaquetas de colegio y esperaba que pasara el furgón del colegio. Una vez que los veía alejarse cerraba las puertas de la casa y se disponía a caminar a su propio colegio.


Camila no es una asesora del hogar ni una empleada, sólo tuvo la mala suerte de tener algunos años más que sus hermanos y, sus padres están separados, su madre se va al trabajo muy temprano y vuelve muy entrada la noche…simplemente “ella” es la madre de sus hermanitos desde que su padre los dejó. La tarea se repite por la tarde desde hace mucho, ella se ha preguntado muchas veces por qué nunca pudo ser como las demás niñas de su edad, poder quedarse a jugar en el colegio o ir por ahí con sus amigas a la salida, ella ya debió aceptar que los errores de sus padres los tendrá que cubrir por largos años más.

Es la realidad de muchos niños en el mundo entero, tienen todo lo que necesitan, les sobra la ropa, comida y si quieren juguetes sólo deben pedirlos…las mejores bicicletas, etc…Pero les falta cariño, afecto, estar más con los padres, que sus palabras y conversaciones se tomen en cuenta…”mi mamá nunca está” o “siempre mis padres están muy ocupados o cansados para escucharme” son frases típicas de los mundos infantiles de esta época. Los padres salen con ellos los fines de semana y compensaban con cosas materiales el tiempo que no les dedican…lo que más pena da es cuando a veces se van de viaje por dos semanas y ellos quedan con abuelos o con las cuidadoras…

Falta de cariño y amor, individualismo, descuido, ignorancia, negligencia llámese como se llame al final todo se justifica con la prosperidad económica y el status social que de nada sirve a niños tan pequeños que nada entienden de clases sociales, de autos lujosos, ropa cara, pero sí entienden que se sienten cada día más solos en su casa vacía.

Nunca faltan adjetivos para describir el fenómeno que se está dando en la sociedad de estos tiempos y, que tiene a especialistas en infancia en estado de “alerta”…psicólogos y psiquiatras infantiles hablan de los “niños gomeros o plantas de decoración”, de “niños problemas”.

Todo apunta a lo mismo: hoy la competitividad y el exitismo, sumado a las creencias ancladas culturalmente, están dejando a nuestros niños emocionalmente solos. Y lo que antes era un problema casi exclusivo de los sectores más desfavorecidos de las sociedades, el abandono se está convirtiendo en un fenómeno masivo que no distingue estratos sociales.

Hoy más que nunca los padres están centrados en sus carreras, su desarrollo económico y personal, dejando a estos pequeños seres en un abandono triste que afecta sus emociones y su desarrollo del carácter. Eso es terriblemente frecuente y, ese sentido de violencia es transversal. En UNICEF se han realizado varios estudios que dan cuenta de esta tendencia. Soledad Larraín, psicóloga de tal organización, explica que, en general, los niños no piden las cosas que los papás les están dando como computadores, juguetes, actividades extra programáticas sino que tengan tiempo para ellos, que compartan sus vidas con ellos. Quieren salir juntos, que los escuchen. Esa es la gran demanda de los niños de los sectores más altos…los de clases más bajas ya están acostumbrados a sobrevivir en este mundo hostil desde su nacimiento.

Tienen el problema de que las figuras de protección están ausentes y eso se cambia por necesidades que no son propias de ellos. Toda la justificación de la ausencia es algo que los niños no perciben como propia. Cuando les dicen "yo trabajo para que tú puedas ir a la universidad" o "para cambiar el auto", eso para un niño de cinco o seis años no tiene ningún sentido. Entonces se crían con frustración, con necesidades de afecto insatisfechas y terminan buscando otras figuras para satisfacer su ansia de afecto. Y eso los hace más vulnerables al maltrato, al abuso y todo eso -dice la experta.


El "NIÑO PROBLEMA"

La difícil realidad de los niños, en todos sus aspectos, está directamente vinculada con la manera en que culturalmente miramos a los menores de edad.Hay una violencia simbólica con los niños que está muy naturalizada. Y ese es el principal problema que tenemos en el trato con ellos. Culturalmente el niño es un problema que hay que resolver, desplazar. No es un otro, no es una persona con la cual yo pueda conversar, compartir. No es un ciudadano que se merezca tener un espacio y ser reconocido. Culturalmente el niño es un problema…que hacemos con ellos en una sociedad que corre a cien por hora en busca de las múltiples metas económicas.

Ejemplos concretos como: los videos que muestran malos tratos en los jardines infantiles o lugares de cuidado de niños, como la imagen de un niño en un columpio al que todos los adultos le dan la espalda…nadie le hablaba, nadie le preguntaba nada…era invisible. Solemos hacer eso siempre. De manera concreta, cuando les hablamos a los niños, lo hacemos desde arriba, físicamente. No nos agachamos para estar a su nivel, sino que lo obligamos a mirar hacia arriba.


Y hay mitos: que cuando lloran los niños pequeños hay que dejarlos, para que no se acostumbren a estar en brazos, que los niños manipulan. Todas esas son creencias sociales que configuran una forma de relacionarnos con ellos que es muy violenta.

Existen también países donde las sociedades muestran un rol más importante para ellos. Donde participan de más actividades con los padres e interactúan con ellos. Existe una mayor cotidianidad con los hijos, los proyectos familiares son pensados incluyéndolos de manera más integral. Sin embargo estudios realizados por UNICEF revelan, por ejemplo, que generalmente las dos actividades que los niños más hacen junto a sus padres son ver televisión e ir al Centro-Comercial. Eso es bastante decidor. No son actividades de niños que requieren interacción, sino que cosas que se hacen cuando no se tiene con quien dejarlos.

Es muy propio de los niveles medios y altos, que los niños sean como gomeros, son plantas de interior, no se los saca mucho de la casa. Hay una cultura muy adulto-céntrica en que en general se piensa más en el niño en función de las necesidades de los adultos, que los adultos en función de las necesidades de los pequeños.

De esa invisibilización del niño al maltrato hay sólo un paso, dicen los expertos. Existen diversas formas de maltrato infantil y a pesar de que éste se asocia generalmente sólo con sus expresiones agudas como la violencia física, la explotación o el abuso sexual, existe un maltrato avalado socialmente que se encarna en el trato cotidiano que se les da a los niños al interior de las familias, en las escuelas, en los medios de comunicación y que tienen un alto impacto en la salud emocional.

Niños que no sirven: Damián tiene nueve años y nunca ha vivido con su madre. Es un niño de baja estatura, robusto, de pelo oscuro y ojos tristes. Habla con un vocabulario que no corresponde a su edad, con modismos, palabras mal pronunciadas y un tono rabioso. Entra a una de las salas de atención del Programa de Intervención, donde va cada semana a ver a una psicóloga y la abraza fuerte…luego se sienta en una silla, con mala postura, las piernas estiradas y echado para atrás.


Llegó a ese programa, de la Corporación Opción (subvencionado por el Gobierno), por problemas de mala conducta en el colegio. Y los profesionales de ese lugar no tardaron en darse cuenta de que el niño era víctima de maltrato psicológico por parte de su abuela, que lo cuida desde el mes de vida, cuando su madre lo abandonó.

Mi abuela no me quiere, porque soy flojo, desordenado, me va mal en el colegio, soy peleador y sin respeto-le ha dicho Damián a los psicólogos-. Ella siempre me mira con rabia y odio, diciendo que me parezco a mi madre. Y eso me da rabia. Ya no quiero seguir viviendo con ella, por ello me escapo a la calle cuando puedo. La abuela de Damián es feriante, trabaja para mantener a otra nieta también, que no vive con ellos. Hace un año, cuenta, la relación con su nieto se le hizo difícil, y no sabe cómo manejarla. La psicóloga que atiende este caso, cuenta que el vínculo entre ambos se funda en la descalificación, que la abuela se siente sobrepasada y lo critica a permanencia porque "no le ayuda" o "no le hace caso". Me dice "se lo pasa sentado o se va con los amigos. Me hace rabiar, porque no obedece y molesta a los otros niños, es un PROBLEMA, me tiene cansada"-dice a la especialista.


Este es un caso como muchos de los que vemos, en que los padres o el adulto responsable no son capaces de satisfacer las necesidades afectivas del niño. Muchas veces son niños que no han sido planificados, entonces les atribuyen muchas características negativas. Son tontos, no obedecen, no hacen las cosas de la casa, no los ayudan. Creen que es una obligación para los niños responsabilizarse de los quehaceres del hogar. Los descalifican diciéndoles que "no sirven" como hijos y cuando uno les pregunta qué es no servir, dicen que ellos trabajan y que los hijos no sirven para cuidar a sus hermanos. En general, son niños cargados de las culpas y las responsabilidades que los padres no asumieron.

Cada seis años, UNICEF realiza un estudio de maltrato infantil en el mundo. El más reciente fue en 2006. Éste indicó que el 75,3 por ciento de los niños recibe algún tipo de violencia. De ellos el 53,8 por ciento es víctima de violencia física y el 21,4 por ciento de violencia psicológica. Esta última categoría, corresponde a niños a quienes les dicen que "no los quieren, los encierran, los insultan, les hacen burla frente a terceros o los amenazan con golpearlos".

Lo que llama la atención es que entre el primer estudio, que fue en 1994, y el segundo, que fue en el año 2000, disminuyó el maltrato físico grave, pero aumentó el psicológico. Entonces no es que aumente el buen trato, sino que se reprime el maltrato severo, lo cual es importante porque es el que más daño provoca, pero aumenta el otro.

El problema es real. Las cifras de atención registradas por la UNICEF el año pasado y en lo que va de éste indican que la tercera causa de atención en los servicios de esta institución internacional es por maltrato psicológico de niños desde un año de vida. La primera es negligencia y la segunda, por ser testigos de violencia intrafamiliar.Se pueden ver hogares, donde se atiende a numerosos niños maltratados. En un comienzo, es impresionante ver a madres que reconocen sin tapujo no querer a sus hijos o padres que no se dan cuenta de cómo al hablar de sus niños, los culpan de sus problemas conyugales o de trabajo y los descalifican permanentemente. Generalmente hay mucho insulto, el no tomar en consideración la opinión del niño, el criticarlo y ridiculizarlo por todo. Es "eres tonto, eres porfiado" y lo que me llama la atención es que los padres hablan como si el niño hiciera las cosas porque es malo o tiene malas intenciones. No es porque puede pensar distinto, estar en otra etapa del desarrollo o tener otras necesidades. Lo hace para molestar, entonces los padres los tiran para abajo. No saben manejarlos, no ven que puede tener necesidades emocionales.


LA ERA DEL “CANJE”


A diferencia de lo que muchos creen, el problema del maltrato psicológico no es exclusivo de los sectores más desfavorecidos…al contrario las estadísticas indican que habitualmente, mientras la violencia física grave es más común en esos grupos socioeconómicos, lo que más prevalece en los sectores de más recursos es justamente el maltrato sin golpes (17,4 por ciento en los sectores bajos, versus 23,7 por ciento en los medios y 25 por ciento en los altos).

Otra psiquiatra infantil muy reconocida llamada Lisette Lavanchy trabaja atendiendo a niños entre los más favorecidos en términos de oportunidades económicas y de educación y, asegura que en la población que ve, el maltrato puede tomar muchos matices…en las familias con mayores recursos económicos se da mucho el abandono emocional y el canje: no estoy contigo, entonces compenso comprándote o adquiriendo cosas para ti. "Me voy de viaje, pero te traigo muchos regalos", lo que estaría bien si además esto fuera acompañado de una comunicación más permanente, a pesar de los viajes, e incluso que éstos pudieran suspenderse o posponerse para acompañar a los hijos en momentos importantes como cuando están aprendiendo a caminar, entrando al colegio, de cumpleaños o tienen su primera fiesta.


Hay una cierta indolencia hacia el aspecto psicológico, una mirada un poco simplista de los padres sobre los niños, que creen que basta con la contención material para que todo esté bien -dice la doctora Lavanchy. También se da la manipulación, que la psicóloga considera una forma de maltrato...lo veo mucho en padres separados que con esto de "no te veo" obligan a los niños a venir tal día a tal hora, sin contemplar sus necesidades. Tratan de hacer calzar sus propios horarios o intereses que muchas veces distan de los de los hijos. El maltrato tiene que ver con que hace sentirse culpable al niño si no cumple con esas "visitas".


A veces responde a que los padres desbordados por la realidad que viven…entre el trabajo, hacer gimnasia, el espacio para los amigos, empiezan a creer que la crianza es un estorbo o algo que se puede comprar y delegar a otra persona. Por un lado, hay una falta de tiempo para hacerse cargo por el exitismo y el individualismo, entonces dicen "que los niños aprendan solos" o delegan, pero por otro lado también hay una falta de habilidades para comunicarse. Como “no sé cómo jugar con mi hijo, porque nunca me enseñaron ni lo hicieron conmigo”, entonces creo que otra persona lo va a hacer mejor, y me olvido del lazo afectivo que es importante expresar en lo cotidiano.


La falta de límites es otro problema entrelazado con el abandono emocional que es la ausencia virtual o real de los padres en la relación con sus hijos los lleva a no ponerles normas de manera consecuente y se crea entonces un círculo vicioso. Al estar con mis hijos veo que paso sólo ratos desagradables, porque como no he puesto normas, no he sido un buen modelo con ellos y eso no es satisfactorio para mí, así que mejor pago a otros para que los cuiden. Uno se va metiendo en esa patología sin darse cuenta, sin querer ser mal padre. La consecuencia: niños con problemas para crear vínculos con los demás, que se convierten en adultos desconfiados. Niños con problemas de autoestima que se aíslan. Niños angustiados.


La falta de límites genera mucha angustia en los niños y adolescentes. Es también un maltrato disfrazado porque es no hacer la tarea de padres…hoy hay un cierto desconocimiento del mundo infantil que genera descuido y confusión, pero este mundo sigue siendo el mismo y requiere protección. Luego, exige adaptarse a él y no al revés.


 
Buenas noches a todos quienes me siguen cada día...