domingo, 12 de diciembre de 2021

 

PALABRAS DEL ALMA N.99 “EL HÁBITO DE SENTIRNOS OFENDIDOS”

Hoy he decidido compartir con ustedes un tema muy recurrente que tratan los psiquiatras y psicólogos en sus consultas y existen muchos escritos sobre ello, pero por la importancia de su temática y la ayuda que puede transmitir a mis lectores lo comparto y, es este hábito que tenemos todos de vivir sintiéndonos que los demás están contra nosotros y nos ofenden. Que merecemos más de ellos y que no entienden nuestras formas de ver la vida.

Las personas se pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo en algún momento de esa existencia. La sorprendente revelación que les voy a hacer puede que cambie de alguna forma sus vidas…

¡Nadie te ha ofendido…son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren!

Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales…son imaginarías. Ejemplo: si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas…tus ideas son las que te lastiman, tus padres quizás tenían una visión muy distinta de valorizar su papel de progenitor o simplemente la vida no les permitió cubrir todos sus deseos para contigo.

Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal o cual forma y no lo hizo…Tu pareja no te ha hecho nada…es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación, por qué culpar al otro?

¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman…Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar, si se pierde una el hábito desaparece.

Una de las mayores fuentes de ofensas es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona por sobre otra y guiar su vida de acuerdo a esto. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice “no”, creas resentimiento por partida doble. Y si no genera resentimiento producirá dolor y tristeza, en el otro por no cumplir tus expectativas para hacerte feliz y en ti mismo por sentirte victima carente de ese logro hacia ti mismo.

Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías.

Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste tal cual es.

Generándose un círculo vicioso…pero debes entender que todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos...no porque tú se los menciones o reproches ¡Déjalos ser! Nadie te pertenece y a nadie perteneces.

Las personas son ríos caudalosos…cualquier intento por atraparlas te va a lastimar…sólo ámalas, disfrútalas y déjalas ir.

LAS REGLAS SON:

Entiende que nadie te ha ofendido…son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar con esas ideas que tienes, ya que ellos tienen sus ideas propias de cada tema.

Deja a las personas “SER”…deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad…dales consejos si te los piden, pero permite que tomen sus propias decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad de actuar de la forma que estime correcta.

Nadie te pertenece…ni tus padres, ni amigos, ni parejas y menos hijos. Todos formamos parte de la máquina de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas…VIVE Y DEJA VIVIR.

Deja de pensar demasiado…Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario, abre los ojos y observa la transmutación de la Vida, haz como si limpiarás los vidrios de tus lentes ópticos y mira el resultado en el escenario.

La perfección no existe…Ni el padre, amigo, pareja son perfectos…es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual puedes comprender, pero en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario…Un bosque perfecto sería con puros árboles, Sol, sin bichos...sería bosque? Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores, sería mar verdadero?, es sólo un deseo intelectual, nunca existirá en la realidad…por eso la flexibilidad y la adaptación del ser humano es tan importante para no generar un caos para la biodiversidad de las especies.

Cualquier frustración de que el mar no es como quieres que sea no tiene sentido…deja de resistirte a que las personas no son como tú quieres o no piensan como tú o simplemente están equivocadas. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas tal cual son.

Disfruta de la Vida, que es hermosa y excitante más que cualquiera idea que puedas tener de un mundo ideal…Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado…Imagina que ambos están cómodamente sentados y dile por qué te sentiste ofendido…pero, además escucha su explicación amorosamente y abierto al perdón…quizás te darás una sorpresa. Si ese ser querido ya no está en este mundo, utiliza una dinámica de conectarte con él a través del pensamiento para decirle que quieres y verás que oirás su respuesta…para posteriormente decirle Adiós para siempre…verás que el que gana más paz interior serás tú mismo.

A la luz del corto período de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Es superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. Es natural pasar por un periodo de duelo, al perdonar deja que tu herida sane.

Nuestra compañera la MUERTE en cualquier momento y de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos...No puedes darte ese lujo el tiempo es acotado.

Karen Berg, fundadora del Centro de Kabbalah, solía decir: “El secreto de la alegría es saber que recibimos exactamente lo que necesitamos en todo momento”. El Creador sabe lo que necesitamos, aunque parezca doloroso en este momento. ¿Cuántas veces algo te ha salido mal, pero te lleva a crecer y aprender, o te trae algo aún mejor?

Tal y como dijo Thich Nhat Hanh: “No hay un camino a la felicidad, la felicidad es el camino”. Nuestra meta no es volvernos personas felices, sino más bien acercarnos más al Creador. La alegría es el vehículo a través del cual podemos lograrlo. Mientras más alegría y apreciación despertemos por todo en nuestra vida, más nos alineamos con el Creador. Al practicar alegría, nos abrimos a recibir más bendiciones y la alegría definitiva: la unión con el Creador. ¡Eso es algo por lo que podemos alegrarnos!

Buenas tardes, amigos