sábado, 11 de diciembre de 2021

 

PALABRAS DEL ALMA N.98: “EL FRACASO DEL DIVORCIO COMO YO LO VIVÍ”

Hace 23 años un día sábado al mediodía la “tía” del furgón escolar de mis hijos pequeños y, que era mi amiga pasó a buscarme a mi casa en lo que sería mi partida para siempre de mi hogar y mi matrimonio de 11 años, donde se engendraron tres hijos y un amor de pareja que al menos yo creía era eterno.

Sin embargo, la vida y Dios no quisieron que así fuera, y tuvimos ambos que enfrentar los prejuicios, malos entendidos, y culpas que la sociedad lanza como dardos envenenados a quienes se atreven a destruir sus “reglas” supuestamente correctas de la sociedad.

Con el tiempo, y conociendo crisis similares en matrimonios amigos, creo que estuvimos en lo justo y en el tiempo exacto; para no dar posibilidades a escenas terribles, denigrantes y oscuras que vienen al aparecer el desamor, la rabia y la desidia de una relación fracasada.

Un día nos casamos formando una familia, y somos felices unos cuantos años…y de repente todo cambia para siempre. Nos damos cuenta que ya no hablamos si no es de los niños, ya no tenemos intimidad hace mucho, que los fines de semana si no fuera por nuestros hijos no tendríamos temas que conversar, que justificamos lo injustificable en la poca atención que le damos al otro y que ya no recibimos amor de nuestra pareja. Las ausencias y peleas se repiten con una frecuencia terrible, ya no hay diálogo sino reprimendas y acusaciones mutuas.

Cuando te das cuenta que en tu trabajo estas más tranquilo que en tu hogar y tratas de atrasar tu llegada lo más tarde posible solo para que el otro ya duerma y no se comunique contigo sin generar una pelea, así pasan semanas y los niños no importa la edad que tengan se dan cuenta y no entienden por qué sus padres están constantemente discutiendo y agrediéndose.


Sin darnos cuenta, el amor se acabó y entonces las personas te juzgan y sentencian: “Pobre fracasaron en su matrimonio y no es cierto”.

Fracasar es jugar a ser la “familia feliz”, fracasar es engañar a tu pareja y engañarse a uno mismo tratando de mantener algo con mentiras. Es quedarse por conveniencia, es manipular a tu pareja con los hijos…es vivir una vida gris…fracasar es no llegar feliz cada día a tu hogar al final de la jornada.

Fracasar es mendigar el amor de quien ya no te ama…es fingir en la intimidad o llegar a experimentar un estremecimiento sexual pensando en otra persona…es quedarse juntos por miedo a la soledad o al no poder tener sustento económico…quizás por el que dirán familiar.

Es no luchar por ser feliz, es conformismo y dolor que más temprano que tarde explotará como un volcán de agresiones con consecuencias mucho más desastrosas…es terminar creyendo que el verdadero amor no existe y dañar a otros con tu oscuridad y desconfianza cuando logres escapar.

Mi respeto para todos los que han tenido el valor de no vivir en el fracaso, ni por los aplausos, por negarse a la hipocresía y la justificación enfermiza que lleva a tanto dolor de hijos y hermanos, de madres y padres que tienen que levantar a sus hijos desde el suelo de la derrota haciéndose cargo de sus nietos.

Una mención de felicidad a los que cumplen años de matrimonio, pero de verdadero amor, que se respetan y sueñan juntos, que crían hijos seguros y llenos de buenos sentimientos a la institución del matrimonio.

Cuando ya no hay porque luchar y se terminó el amor, lucha por tu felicidad con los años tus hijos te lo agradecerán.



Ojalá les sirva a muchos de mis lectores mi humilde experiencia, buenas noches.